Se trata de una reflexión sobre el espacio que realmente necesitamos para poder vivir cómodamente, y aquí es donde nuestras casas prefabricadas Tiny Cabin se vuelven una opción viable, económica y con bajo impacto ambiental.
La pandemia ha llevado a reflexionar sobre cuánto espacio habitable realmente necesitamos. Mientras algunos se sienten agobiados en espacios reducidos, otros han descubierto las dificultades de mantener una casa grande con demasiado equipamiento.
Un libro titulado «¿Cuánta casa necesitamos? Thoreau, Le Corbusier y la cabaña sostenible» explora tres casos de viviendas esenciales, incluyendo la icónica cabaña de Le Corbusier en la Costa Azul, que tenía solo 15 m2. El libro invita a cuestionar nuestros espacios y considerar la simplicidad y la economía de recursos en el diseño de viviendas.
Las casas prefabricadas son el nuevo equilibrio
Es importante distinguir entre una casa y un refugio. Mientras que un refugio es un lugar mínimo para subsistir o realizar una función específica, una casa debería permitir realizar diversas actividades adecuadamente. A medida que los espacios se han reducido y la vida se ha vuelto más sedentaria, la interacción social se ha trasladado fuera del hogar. Existe una falta de equilibrio, con viviendas sociales que rondan los 50 m2 y unidades tipo estudio en áreas densas que llegan a los 20 m2, mientras que en sectores más privilegiados se pueden encontrar viviendas de 250 o 300 m2.
No se trata solo de reducir el espacio, sino de encontrar un punto de equilibrio. Las viviendas más grandes no siempre significan mayor comodidad y a menudo requieren un mayor mantenimiento. En lugar de cuestionar los límites máximos de tamaño, es fundamental mejorar los estándares mínimos para beneficiar a una mayor parte de la población.
La clave es la organización de espacios
La clave está en la organización de los espacios y en características como la luz, las vistas, la acústica y la temperatura. Además, la sustentabilidad no solo se refiere a la huella de carbono de una casa, sino también a la eficiencia de la ciudad en su conjunto.
La arquitectura debe enfocarse en diseñar viviendas flexibles y duraderas, capaces de adaptarse a los cambios en la vida de las personas. Es difícil imaginar la adaptación futura de viviendas muy pequeñas, y es importante considerar la posibilidad de conservar una vivienda durante 100 o 200 años.
Es necesario encontrar un equilibrio entre el tamaño de las viviendas, la calidad de vida de sus habitantes y la eficiencia de la ciudad. La flexibilidad en el diseño y la planificación urbana pueden contribuir a crear espacios habitables y sostenibles que se ajusten a las necesidades cambiantes de las personas a lo largo del tiempo.